Suspensión

La suspensión es un sistema clave en los vehículos, diseñado para absorber las irregularidades del terreno y brindar comodidad, estabilidad y control durante la conducción. Está compuesta por elementos que se ubican entre la carrocería y las ruedas, y su función principal es minimizar los impactos del camino, mantener la dirección y asegurar la adherencia de las ruedas. Además, transmite las fuerzas de aceleración y frenado, resiste el par motor y los efectos de las curvas, y soporta la carga total del vehículo.

Las oscilaciones que se generan al pasar por desniveles, frenar bruscamente o tomar curvas a alta velocidad se clasifican como empuje, cabeceo y bamboleo, y deben ser controladas para garantizar la seguridad y el confort. Para ello, el sistema combina un elemento flexible, como muelles o barras de torsión, con amortiguadores que reducen el movimiento excesivo.

La suspensión debe ser lo suficientemente fuerte para soportar el peso sin deformarse y lo bastante elástica para adaptarse al terreno, pero esta elasticidad genera oscilaciones que deben mantenerse entre 1 y 2 por segundo para una conducción cómoda.

El comportamiento de la suspensión también varía según la carga: si se calcula para un peso mínimo, será muy blanda con carga; si se diseña para el peso máximo, será muy dura sin ella. Por eso, las suspensiones más avanzadas, como las neumáticas o hidroneumáticas, ajustan automáticamente su rigidez para adaptarse a las condiciones, ofreciendo una experiencia de manejo más equilibrada y eficiente.